Las tres formas más habituales de meditación en occidente son:
- Atención focalizada. En ella elegimos un objeto de atención y volvemos una y otra vez cuando la mente se distrae.
- Campo abierto o meditación mindfulness. En ella el objeto de observación es todo el movimiento mental, cualquier evento que emerge en nuestra mente es objeto de observación: pensamientos, emociones, sensaciones, etc.
- Prácticas generativas. En ellas cultivamos estados mentales y emocionales determinados como la compasión, la bondad, la alegría o la ecuanimidad.
Cada uno de estos tipos de prácticas produce diferentes cambios fisiológicos en el cerebro. Las investigaciones con resonancia magnética realizadas por R. Davidson y S. Lazar entre otros han puesto de manifiesto los diferentes cambios tanto a nivel de funcionamiento (se producen nuevas conexiones neuronales), como de forma del propio cerebro (aumenta el volumen de tejido en diferentes áreas).
Figura 2. Regulación de la atención durante la meditación. El panel (A) proporciona una representación esquemática del proceso de meditación. El círculo interior delinea la capa fenomenológica, presentando la secuencia típica (en el sentido de las agujas del reloj) por la que pasará un meditador. El círculo central relaciona los procesos atencionales que se encuentran debajo, mientras que el círculo exterior representa las diferentes redes cerebrales que están involucradas en la realización de estas funciones. Los diferentes procesos de atención y las redes cerebrales se representan como superpuestos parcialmente para indicar que en muchos casos está involucrado más de un proceso/red. El panel (B) describe las principales áreas del cerebro involucradas en cada una de las cinco redes. Los detalles anatómicos se discuten en el texto principal.
La Figura 2A resume el supuesto proceso de meditación enfocada al considerar tres capas: la experiencia fenomenológica del meditador, los procesos de atención subyacentes y las redes cerebrales que sirven a estos procesos.
En el nivel fenomenológico, el meditador se comprometerá con la práctica centrándose en el objeto de meditación relevante, por ejemplo, la sensación somatosensorial que acompaña a la respiración. Durante esta fase de atención sostenida, la red de alerta estará involucrada. En el momento en que la mente pierde el foco en el objeto y se produce la divagación de la mente, la red de modo predeterminado se volverá más activa. Tarde o temprano, el meditador reconocerá la mente divagando por medio de la función de monitoreo de la atención y la participación de la red de prominencia. Cuando se detecta que la mente divaga, el meditador deja ir el tren de pensamiento o experiencia que distrae por medio de la desconexión atencional y la participación de la red ejecutiva.
El retorno subsiguiente al objeto de meditación se logra volviendo el foco al objeto, una función de atención que involucra al ejecutivo y la red orientadora. Este proceso puede desarrollarse en unos breves momentos o puede extenderse durante períodos de tiempo más largos. Con niveles crecientes de experiencia, los períodos de enfoque sostenido y estabilidad atencional pueden volverse más y más extensos (Wallace, 2006), mientras que para un principiante, incluso los períodos más largos de divagación mental pueden pasar desapercibidos. Aunque se describen por separado, estos procesos y las activaciones de la red cerebral pueden superponerse y ocurrir en paralelo, expresado en la Figura 2A, al representar los componentes del círculo medio y exterior como parcialmente superpuestos.
Por ejemplo, la evidencia de la resonancia magnética funcional (fMRI) indica una actividad sostenida en la red de prominencia durante la meditación (Baron Short et al., 2010). Además, y en línea con el modelo de proceso presentado aquí, Hasenkamp et al. (2012) utilizaron resonancia magnética funcional para estudiar la actividad de la red cerebral cuando los meditadores cambiaban entre períodos de divagación mental y de enfoque sostenido, y concluyeron que la red de prominencia señala la detección de divagación mental a la red ejecutiva. Esto, a su vez, iniciaría una reorientación de la atención hacia el objeto de meditación.
Así, el proceso de meditación incluye también los momentos de distracción mental. Por lo que la idea de que meditar implica dejar la mente en blanco o vaciar la mente es una idea equivocada. Los momentos de traer a la mente de vuelta al objeto de observación son tan importantes como aquellos en los que nos mantenemos concentrados.
Aprende a practicar Mindfulness con nuestro curso de Introducción al Mindfulness:
Curso Introducción al Mindfulness
Malinowski, P. (2013). Frontiers in Neuroscience. "Neural mechanisms of attentional control in mindfulness meditation": https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fnins.2013.00008/full