Ten paciencia con todo aquello
que no se ha resuelto en tu corazón
e intenta amar las preguntas por sí mismas,
como si fueran habitaciones cerradas
o libros escritos en una lengua extranjera.
No busques ahora las respuestas
que no estés preparado para vivir,
pues la clave es vivirlo todo.
Vive las preguntas ahora.
Tal vez las encuentres, gradualmente, sin notarlas,
y algún día lejano llegues a las respuestas.
El ojo que ves no es
ojo porque tú lo veas;
es ojo porque te ve.
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más.
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.
Muere lentamente
quien se transforma en esclavo del hábito,
repitiendo todos los días los mismos trayectos,
quien no cambia de marca.
No arriesga vestir un color nuevo y no le habla a quien no conoce.
Muere lentamente
quien hace de la televisión su gurú.
Muere lentamente
quien evita una pasión,
quien prefiere el negro sobre blanco
y los puntos sobre las “íes” a un remolino de emociones,
justamente las que rescatan el brillo de los ojos,
sonrisas de los bostezos,
corazones a los tropiezos y sentimientos.
Muere lentamente
quien no voltea la mesa cuando está infeliz en el trabajo,
quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño,
quien no se permite por lo menos una vez en la vida,
huir de los consejos sensatos.
Muere lentamente
quien no viaja,
quien no lee,
quien no oye música,
quien no encuentra gracia en sí mismo.
Muere lentamente
quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.
Muere lentamente,
quien pasa los días quejándose de su mala suerte
o de la lluvia incesante.
Muere lentamente,
quien abandona un proyecto antes de iniciarlo,
no preguntando de un asunto que desconoce
o no respondiendo cuando le indagan sobre algo que sabe.
Evitemos la muerte en suaves cuotas,
recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor
que el simple hecho de respirar.
Solamente la ardiente paciencia hará que conquistemos
una espléndida felicidad.
Ahora contaremos doce
Y nos quedamos todos quietos.
Por una vez sobre la tierra
no hablemos en ningún idioma,
por un segundo detengámonos,
no movamos tanto los brazos.
Sería un minuto fragante,
sin prisa, sin locomotoras,
todos estaríamos juntos
en una inquietud instantánea.
Los pescadores del mar frío
no harían daño a las ballenas
y el trabajador de la sal
miraría sus manos rotas.
Los que preparan guerras verdes,
guerras de gas, guerras de fuego,
victorias sin sobrevivientes,
se pondrían un traje puro
y andarían con sus hermanos
por la sombra, sin hacer nada.
No se confunda lo que quiero
con la inacción definitiva:
la vida es solo lo que se hace,
no quiero nada con la muerte.
Si no pudimos ser unánimes
moviendo tanto nuestras vidas,
tal vez no hacer nada una vez,
tal vez un gran silencio pueda
interrumpir esta tristeza,
este no entendernos jamás
y amenazarnos con la muerte,
tal vez la tierra nos enseñe
cuando todo parece muerto
y luego todo estaba vivo.
Ahora contaré hasta doce
y tu te callas y me voy.
Que puedas escuchar tu anhelo de ser libre.
Que los armazones de tu bienestar sean lo suficientemente poderosos para tus sueños.
Que te levantes cada día con una voz de bendición susurrando en tu corazón.
Que encuentres una armonía entre tu alma y tu vida.
Que el santuario de tu alma nunca sea profanado.
Que conozcas el anhelo eterno que vive en el corazón del tiempo.
Que haya bondad en tu mirada cuando mires en tu interior.
Que nunca pongas muros entre la luz y tú mismo.
Que permitas que la salvaje belleza del mundo invisible te recoja, que te importe y te abrace en el bienestar.
Antes de que sepas realmente lo qué es la bondad
tienes que perder cosas,
tienes que sentir que el futuro se disuelve en un instante
como la sal en un caldo muy clarito.
Lo que guardabas en tus manos,
lo que habías contado y ahorrado con tanto cuidado,
todo eso tiene que esfumarse
para que sepas cuán desolador puede ser el paisaje
entre las regiones de la bondad.
Cómo viajas y viajas
pensando que el autobús no parará nunca,
y los pasajeros seguirán por siempre comiendo pollo y maíz
y mirando por las ventanillas.
Antes de que conozcas la tierna pesadez de la bondad,
has de viajar hasta donde el indio con el poncho blanco
yace muerto junto a la carretera.
Debes de ver que podrías ser tú,
que él también fue alguien que viajaba en la noche
acompañado de sus planes y del simple aliento que lo mantenía vivo.
Antes de que conozcas la bondad en tu interior más profundo,
debes de conocer la pena como la otra cosa más profunda.
Has de despertarte con pena.
Has de hablarle a la pena hasta que tu voz
coja el hilo de todas las penas
y veas el tamaño de la tela.
Entonces, solo la bondad tiene sentido,
es solo la bondad la que te ata los zapatos
y la que te envía por las mañanas a comprar pan,
Es sólo la bondad la que alza su cabeza por encima de la multitud
para decir: soy yo lo que estabas buscando,
Y entonces va contigo a todas partes
como una sombra o un amigo.
Son las diez de la mañana.
He desayunado con jugo de naranja,
me he vestido de blanco
y me he ido a pasear y a no hacer nada,
hablando por hablar,
pensando sin pensar, feliz, salvado.
¡Qué revuelo de alegría!
¡Hola, tamarindo!,
¿Qué te traes hoy con la brisa?
¡Hola, jilguerillo!
Buenos días, buenos días.
Anuncia con tu canto qué sencilla es la dicha.
Respiro despacito, muy despacio,
pensando con delicia lo que hago,
sintiéndome vivaz en cada fibra,
en la célula explosiva,
en el extremo del más leve cabello.
¡Buenos días, buenos días!
Lo inmediato se exalta. Yo no soy yo y existo,
y el mundo externo existe,
y es hermoso, y es sencillo.
¡Eh, tú, gusanito! También hablo contigo.
¡Buenos días, buenos días!
También tú eres real. Por real, te glorío.
Saludo la blancura
que ha inventado el gladiolo sin saber lo que hacía.
Saludo la desnuda
vibración de los álamos delgados.
Saludo al gran azul como una explosión quieta.
Saludo; muerto el yo, la vida nueva.
Estoy entre los árboles mirando
la mañana, la dicha, la increíble evidencia.
¿Dónde está su secreto?
¡Totalidad hermosa!
Por los otros, en otros, para todos, vacío,
sonrío suspensivo.
Me avergüenza pensar cuánto he mimado
mis penas personales, mi vida de fantasma,
mi terco corazón sobresaltado,
cuando miro esta gloria breve y pura, presente.
Hoy quiero ser un canto,
un canto levantado más allá de mí mismo.
¡Cómo tiemblan las hojas pequeñitas y nuevas,
las hojitas verdes, las hojitas locas!
De una en una se cuentan
un secreto que luego será amplitud de fronda.
Nadie es nadie: Un murmullo
corre de boca en boca.
Cuando canta un poeta como cantan las hojas,
no es un hombre quien habla.
Cuando canta un poeta no se expresa a sí mismo.
Más que humano es su gozo,
y en él se manifiesta cuanto calla.
Comprended lo que digo si digo buenos días.
Cuando me amé de verdad
comprendí que en cualquier circunstancia,
yo estaba en el lugar correcto, en la hora correcta,
y en el momento exacto,
y entonces, pude relajarme.
Hoy sé que eso tiene un nombre… Autoestima (aprecio)
Cuando me amé de verdad,
pude percibir que mi angustia,
y mi sufrimiento emocional, no es sino una señal
de que voy contra mis propias verdades.
Hoy sé que eso es… Autenticidad
Cuando me amé de verdad,
dejé de desear que mi vida fuera diferente,
y comencé a aceptar todo lo que acontece,
y que contribuye a mi crecimiento.
Hoy eso se llama… Madurez
Cuando me amé de verdad,
comencé a percibir que es ofensivo tratar de forzar alguna situación, o persona,
sólo para realizar aquello que deseo, aun sabiendo que no es el momento,
o la persona no está preparada, inclusive yo mismo.
Hoy sé que el nombre de eso es… Respeto
Cuando me amé de verdad,
comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable:
personas, situaciones y cualquier cosa
que me empujara hacia abajo.
De inicio mi razón llamó a esa actitud egoísmo.
Hoy se llama… Amor Propio
Cuando me amé de verdad,
dejé de temer al tiempo libre
y desistí de hacer grandes planes,
abandoné los mega-proyectos de futuro.
Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta,
cuando quiero, y a mi propio ritmo.
Hoy sé que eso es… Simplicidad y Sencillez
Cuando me amé de verdad,
desistí de querer tener siempre la razón,
y así erré menos veces.
Hoy descubrí que eso es… Humildad
Cuando me amé de verdad,
desistí de quedarme reviviendo el pasado,
y preocupándome por el futuro.
Ahora, me mantengo en el presente,
que es donde la vida acontece. Hoy vivo un día a la vez.
Y eso se llama… Plenitud
Cuando me amé de verdad,
percibí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme.
Pero cuando la coloco al servicio de mi corazón,
ella tiene una gran y valioso aliado.
Todo eso es… Saber Vivir
No debemos tener miedo de cuestionarnos,
de hecho hasta los planetas chocan,
y del caos suelen nacer la mayoría de las estrellas.
Haz un alto en el camino,
Detente y mira.
Todo lo que te rodea lo merece.
Deja de correr y de sufrir,
descuida.
porque no tienes que llegar
a parte alguna.
Ya estás aquí,
ya llegaste, aun sin saberlo.
Y vale la pena
mirar al mundo hondamente
y comprenderlo.
Vale la pena
descubrir el tesoro,
que es todo lo que existe.
Vale la pena
que tu mirada sea larga, profunda, penetrante.
Míralo todo con lucidez,
míralo todo con cariño.
Y así se te revelará el sentido,
el sentido que jamás habías entrevisto.
Porque solo corrías sin cesar,
corrías sin mirar.
Si, detenido, miras un tiempo suficiente.
Lo verás todo
inconcebible, sin igual, inacabable.
Es algo que no tiene principio ni final,
es imprevisto y gozoso sin medida.
Detente y míralo.
Ámalo y quédate ahí,
disfruta simplemente.
Si un hombre cruza un río,
no se enfadará,
por más mal genio que tenga,
cuando su esquife choque con un bote vacío.
Pero si en el bote ve a un hombre,
le gritará y, si sus gritos no son escuchados
gritará todavía más fuerte,
hasta acabar maldiciendo.
Todo ello sin en el bote hubiese alguien.
Pero si el bote estuviera vacío,
no se habría enfadado ni hubiese gritado.
Si puedes vaciar el bote
con el que cruzas el río del mundo,
no habrá nadie que se te oponga,
ni nadie que pueda dañarte.
Saber que los átomos
de mi cuerpo permanecerán.
Pensar que ellos ascenderán
por las raíces de un gran roble
para vivir en sus hojas, sus ramas y sus ramitas.
Tal vez para alimentar a las
peonías carmesíes,
a los iris azules,
al brócoli,
o descansar en el agua,
que se congela o derrite,
con las estaciones.
Algunos átomos podrán ser parte
del plumón en el ala
de un carbonero de capucha negra
Sentir la brisa
conocer el sostén del aire
y algunos podrán ir a la deriva
arriba, arriba hacia el espacio.
Polvo de estrella de regreso
de donde vino
es suficiente saber
que mientras exista el universo
soy una parte de él.
Cuando la angustia por el mundo
crece en mí
y despierto en la noche
con el menor sonido,
preocupado por qué será de mi vida
y de las vidas de mis hijos,
voy y me acuesto
allí donde el pato mandarín
descansa en su belleza sobre el agua
y la garza real se alimenta.
Entro en la paz de las cosas salvajes,
que no cargan en sus vidas
con la anticipación del lamento.
Entro en la presencia
de las aguas tranquilas.
Y siento sobre mi cabeza a las estrellas
invisibles al día,
que están esperando su luz.
Por un momento,
descanso en la gracia del mundo,
y soy libre.
Siéntate donde quiera que estés
y escucha el canto del viento en tus venas.
Siente el amor, el deseo, el miedo en tus huesos.
Abre tu corazón a lo que eres ahora mismo,
no a quien te gustaría ser,
no al santo en quien te esfuerzas en convertirte,
Sino al ser aquí delante de ti, dentro de ti, a tu alrededor.
Toto en ti ya es sagrado.
Tú eres ya más y menos que cualquier cosa que puedas conocer.
Respira.
Conecta.
Suelta.
«Regresa a ti mismo y mira; si aún no te ves bello, haz
como el escultor de una estatua que debe llegar a ser
hermosa: quita, raspa, pule y limpia hasta que hagas
aparecer un bello rostro en la estatua. También debes
retirar todo lo superfluo, enderezar todo lo tortuoso,
limpiar todo lo oscuro. Abrillántala y no ceses de
esculpir tu propia estatua hasta que aparezca en ti el
divino resplandor de la virtud, hasta que veas la
sabiduría en pie sobre su sagrado pedestal».
«Dios, concédeme la serenidad para aceptar
las cosas que no puedo cambiar,
el valor para cambiar las cosas que puedo,
y la sabiduría para reconocer la diferencia».
«Hay una grieta en todo.
Así es como entra la luz».
«El elogio y la culpa, el logro y la pérdida, el placer y el dolor
vienen y van como el viento.
Para ser feliz, descansa como un gigantesco árbol en medio de todos ellos».
«Nunca olvides: Estamos vivos envueltos en misterios».
El camino no es difícil
para aquellos que no tienen preferencias…
La instrucción esencial es permanece, quédate.
simplemente quédate.
Así que, cuando nuestra mente vaga,
suavemente nos animamos a nosotros mismos
para permanecer y tranquilizarnos.
¿Estamos experimentando inquietud?¡Quédate!
¿La mente no deja de rumiar? ¡Quédate!
¿El miedo y el odio están fuera de control? ¡Quédate!
¿Qué estoy haciendo aquí? ¡Quédate!
¡Mo puedo soportar ni un minuto más! ¡Quédate!
De esta forma es como se cultiva la firmeza.
Siempre esperamos que alguien más tenga la respuesta,
otro lugar será mejor,
en otro momento todo va a a salir bien.
Esto es todo:
Nadie tiene la respuesta,
ningún otro lugar va a ser mejor,
y ya todo salió bien.
En el centro de tu ser tienes la respuesta;
sabes quién eres
y sabes lo que quieres.
No hay necesidad de correr afuera
para ver mejor.
Si pudiera vivir nuevamente mi vida,
en la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido,
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos,
haría más viajes,
contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares donde nunca he ido,
comería más helados y menos habas.
Tendría más problemas reales y menos imaginarios.
Yo fui de esas personas que vivió sensata
y prolíficamente cada minuto de su vida:
claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría
de tener solamente buenos momentos.
Sólo momentos, uno detrás de otro,
en lugar de vivir tantos años adelantándome al ahora
Yo era uno de esos que nunca
iban a ninguna parte, sin un termómetro,
una bolsa de agua caliente,
un impermeable y un paracaídas;
si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.
Si pudiera volver a vivir
comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera
y seguiría descalzo hasta concluir el otoño.
Bailaría más. Daría más vueltas en tiovivo.
Contemplaría más amaneceres y recogería más margaritas,
si tuviera otra vez la vida por delante.
Cómo pudo esta rosa abrir su corazón
y entregar al mundo toda su belleza.
Sintió el aliento de la luz contra su ser;
De otro modo, todos seguiríamos demasiado asustados.
Tres cosas son importantes en la vida humana:
La primera es ser amable;
La segunda es ser amable;
Y la tercera es ser amable.
«Si el corazón vaga o se distrae, tráelo de vuelta hacia el foco amablemente… E incluso si no haces nada más durante la hora entera que traer de vuelta tu corazón…, aunque se fuera cada vez que lo traes de vuelta, tu hora estaría muy bien empleada».
Cuando voy hacia el borde
de toda la luz que conozco,
y penetro en la oscuridad
de lo desconocido,
confiaré en que sucedan una de las dos cosas:
Encontraré algo en que apoyarme
o me enseñarán a volar.
«Dentro de mi cuerpo se encuentran todos los lugares sagrados en el mundo, y el más profundo peregrinaje que podré llegar a realizar nunca jamás será dentro de mi propio cuerpo».
«Que dé de comer al hambriento, que perdone el insulto, que ame a mi enemigo…estas son todas grandes virtudes … Pero qué ocurriría si descubriese que el más pobre de los mendigos y el más insolente de los ofensores estuviesen dentro de mi, y que estuviese necesitado de la caridad de mi propia amabilidad; que fuese yo el enemigo que necesita ser amado. ¿Qué ocurriría entonces?».
«Debemos perdonar a aquellos que sentimos que nos han ofendido, no porque merecen ser perdonados, si no porque nos amamos tanto que no queremos seguir pagando por la misma injusticia».
Ten compasión por todos los que te encuentres,
incluso aquellos que no lo quieran.
Lo que parece arrogancia, mala educación o cinismo,
es siempre una señal de cosas que no han sido escuchadas,
que no han sido vistas.
No sabes qué guerras se están librando
donde el espíritu se transforma en hueso.
El odio nunca extingue el odio. Sólo el amor extingue el odio: ésta es la ley eterna.
La última debilidad de la violencia es que es una espiral descendente, que engendra lo mismo que busca destruir. En lugar de debilitar el mal, lo multiplica. Utilizando la violencia, podéis matar al mentiroso, pero no podréis matar la mentira, ni restablecer la verdad. Utilizando la violencia, podréis asesinar al rencoroso, pero no podréis matar el odio. De hecho, la violencia hace simplemente crecer el odio. Y esto continúa. Devolver el odio por el odio multiplicado al odio, añadiendo una oscuridad todavía más profunda que una noche sin estrellas. La oscuridad no puede esconder la oscuridad: sola la luz puede hacer esto. El odio no puede esconder el odio: solo el amor puede hacer esto.
Os digo, que he decidido ceñirme al amor, porque creo que el amor es en última instancia la única respuesta a los problemas de la humanidad. […] Y me digo que el odio es una carga demasiado pesada para sobrellevarla. He decidido amar. Y si buscas el bien supremo, creo que lo podrás encontrar por medio del amor.
He aprendido tanto de Dios
que ya no puedo decir que soy un cristiano, un hindú, un musulmán,
un budista, o un judío.
La verdad ha compartido tantas cosas de sí misma conmigo
que ya no puedo decir que soy un hombre, una mujer, un ángel
o incluso un alma pura.
El amor se ha convertido en amigo de Hafiz por completo.
Se ha convertido en cenizas
y me ha liberado de cada imagen y concepto
que mi mente haya conocido.
Párate quieto, los árboles de delante y los arbustos por detrás
no están perdidos.
Cualquier lugar en donde te encuentres se llama Aquí
y deberás tratarlo como a un poderoso extraño.
Pide permiso para conocerlo y para hacerte conocer.
El bosque respira. Escucha. Te Responde.
He construido este lugar a tu alrededor.
Si lo abandonas, puedes volver de nuevo, diciendo Aquí.
Ni siquiera dos árboles son iguales para el cuervo.
Ni dos ramas son las mismas para el gorrión.
Si lo que hace un árbol o un arbusto se pierde en ti
estás verdaderamente perdido.
Detente.
El bosque sabe dónde estás.
Deja que te encuentre.
Había una vez una joven guerrera. Su profesora le dijo que tenía que luchar con el miedo, pero ella no quería hacerlo. Le parecía algo demasiado agresivo, temerario; le parecía poco amistoso. Pero la profesora insistió y le dio instrucciones para su batalla. Llegado el día, la estudiante estaba de pie en un lado y el miedo estaba al otro lado. La guerrera se sentía muy pequeña y el miedo parecía muy grande e iracundo. Ambos tenían asidas sus armas. La joven guerrera se levantó fue hacia el miedo se postró tres veces ante él y preguntó: «¿Me das permiso para entrar en batalla contigo?». El miedo dijo: «Gracias por mostrar tanto respeto al pedirme permiso». La joven guerrera volvió a preguntar: «¿Cómo puedo derrotarte?». Y el miedo replicó: «Mis armas son que hablo muy rápido y me sitúo muy cerca de tu cara. Entonces te pones muy nerviosa y haces lo que te digo. Si no hicieses lo que te digo, no tendría ningún poder. Puedes escucharme y puedes respetarme, puedo incluso convencerte con mis argumentos, pero si no haces lo que te digo, no tengo poder».
De esta forma la estudiante guerrera aprendió a derrotar al miedo.
Así es como funcionan las cosas en la realidad.
Tenemos que sentir cierto respeto por el nerviosismo, tenemos que comprender que nuestras emociones tienen el poder de hacernos dar vueltas en círculos. Dicha comprensión nos ayuda a descubrir cómo aumentamos nuestro dolor y confusión como nos dañamos a nosotros mismos.
Detenerse un momento en lugar de llenar el espacio de manera inmediata es una experiencia transformadora.
Esto de ser humano es una casa de huéspedes.
Cada mañana una nueva llegada/visita.
Felicidad, tristeza, mezquindad.
Alguna conciencia momentánea
llega como un visitante inesperado.
Dale la bienvenida y atiéndelos a todos.
Incluso una multitud de penas,
que barren la casa violentamente,
vaciándola de todos tus muebles
aun así trata con honor a cada invitado.
Quizás te están vaciando
para un nuevo deleite.
El pensamiento oscuro, la vergüenza, la malicia.
Ve a buscarles a la puerta, riéndote
e invítales a entrar.
Agradece todo lo que venga
porque cada uno ha sido enviado
como un guía del más allá.
A la vida no se la puede controlar.
Trata de acorralar a un rayo,
o de dominar a un tornado.
Detén a un río y creará un nuevo cauce.
Resiste y la marea te hará caer.
Permite y la gracia te aupará a un nivel superior.
La única seguridad reside en dejar entrar a todo:
lo salvaje y lo débil; el miedo,
las fantasías, los fracasos y el éxito.
Cuando la pérdida arranca las puertas del corazón,
o la tristeza encubre tu visión con desesperanza.
La práctica consiste sencillamente en soportar la verdad.
Si escoges abandonar tu forma conocida de ser,
Todo el mundo se revela ante tus ojos nuevos.
Suficiente.
Basta con esa palabra
y, en el caso de que no baste,
basta con esta respiración.
Suficiente,
y si tampoco ésta es suficiente
basta con estar sentado
y con abrirnos a la vida,
la que, hasta ahora,
nos hemos negado
una y otra vez.
Justo hasta ahora.
«La manera de controlar una oveja o una vaca es darles una extensa pradera».
Llegará el día en que,
jubiloso,
saldrás a recibirte,
sbrirás la puerta,
sarás la bienvenida,
a ese yo que ves en el espejo.
Y, sonriendo agradecido
dirás: “Pasa, siéntate, come”.
Entonces volverás a amar al extraño que fuiste.
Ofrécele pan, obséquiale con vino y entrega tu corazón a ese yo
a ese extraño que no ha dejado de amarte
durante toda tu vida, ese que te conoce de memoria
y al que, hasta ahora, has ignorado.
Recoge las cartas del escritorio,
las fotografías, las notas desesperadas.
Despeja tu imagen del espejo,
Siéntate y celebra tu vida.
Aquel que ata la alegría a sí mismo
destruye el cuerpo alado de la vida.
Pero aquel que besa la alegría al vuelo
vive en un amanecer eterno.
«Oh!, el confort, la inexpresable comodidad de sentirse seguro con una persona, de no tener que pesar los pensamientos ni medir las palabras, sino verterlas para dejarlas salir, tal como son, paja y grano juntos, seguro de que una mano fiel las tomara y las tamizará, manteniendo lo que es valioso y después con un soplo de bondad alejar el resto.»
«Empieza con lo cercano, no des el segundo o tercer paso, comienza con la primera cosa más próxima a ti, el paso que no quieres dar».
«La amistad verdadera o el amor no es algo fabricado o conseguido por un acto de voluntad o intención. La amistad es siempre un acto de reconocimiento».
Un día por fin supiste
lo que tenías que hacer, y lo empezaste,
aunque a tu alrededor algunas voces
insistían en gritar
malos consejos…
Aunque toda la casa
se puso a temblar
y sentiste el viejo tirón
en los tobillos.
«¡Arréglame la vida!»,
gritaba cada una de las voces.
Pero no te detuviste.
Sabías lo que tenías que hacer,
aunque el viento husmeara
con sus dedos rígidos
hasta en los cimientos,
aunque su melancolía
fuese tremenda.
Ya era bastante tarde
y era una noche espantosa
y la carretera estaba llena
de ramas y piedras caídas.
Pero poco a poco,
a medida que dejabas atrás sus voces,
las estrellas comenzaron a arder
a través de las láminas de nubes,
y se oyó una voz nueva
que lentamente
reconociste como tuya,
que te hacía compañía
mientras a zancadas
penetrabas cada vez más en el mundo,
con la decisión de hacer
lo único que podías hacer…
la decisión de salvar
la única vida que podías salvar.
«¿Tienes la paciencia para esperar
hasta que el fango se asiente y el agua se aclare?
¿Puedes permanecer inmóvil hasta que la acción correcta surja por sí sola?»
¿Cómo podríamos olvidar aquellos antiguos mitos que están en el inicio de todos los pueblos, los mitos sobre dragones que en el ultimo instante se transforman en princesas? Quizás todos los dragones en nuestras vidas sean princesas esperando que actuemos solamente una vez, con coraje y belleza. Quizás todo lo que nos asusta sea, en su más profunda esencia, algo indefenso que anhela nuestro amor.
Por eso, no te sientas asustada, si se alza ante ti, la tristeza más grande que jamás hubieras imaginado. Si un desasosiego como nubarrones de luz y sombra, se posa en tus manos y en todo tú hacer. Debes darte cuenta de que algo ha sucedido en ti, que la vida no te ha olvidado; ella te sostiene en sus manos y no te dejará caer. ¿Por qué, entonces, quieres excluir de tu vida cualquier inquietud, dolor o tristeza? Si después de todo, no sabes que labor estas sensaciones están produciendo dentro de ti.
«Algo grande está viniendo. Todavía es secreto pero llega a todas partes».
Hay un romperse
del cual surge lo irrompible.
Un hacerse añicos
del cual crece lo que no puede hacerse añicos.
Hay un dolor más allá de todos los sufrimientos
el cual nos conduce al gozo.
Y la fragilidad
de cuya profundidad emerge la fortaleza
Hay un espacio vacío
demasiado inmenso para las palabras,
que atravesamos con cada perdida
y desde cuya oscuridad refrendamos la vida
Hay un llanto
más profundo que el sonido,
cuyo filo dentado desgarra el corazón
al tiempo que nos abrimos a nuestro interior,
el cual es irrompible y total
mientras estamos aprendiendo a cantar
“El ser humano forma parte de una totalidad llamada por nosotros “Universo”, limitada en el espacio y en el tiempo. En una especie de ilusión óptica de la conciencia, nos experimentamos a nosotros, a nuestros pensamientos y a nuestros sentimientos como separados del resto. Esta ilusión es para nosotros una especie de prisión, que nos encadena a nuestros deseos personales y nos ata al afecto por unas pocas personas cercanas. Nuestra tarea debe de ser liberarnos de esta prisión, expandiendo el círculo de nuestra compasión hasta llegar a abrazar a todas las criaturas vivas y a toda la naturaleza en su belleza”.
No te rindas, aún estás a tiempo
De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,
Abandonar las murallas que te protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos
Desplegar las alas
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.