La mayoría de nosotros queremos mejores relaciones, ser más amables y tener mejor comunicación con los demás, pero a veces, son las pequeñas cosas que hacemos a diario las que se interponen en el camino. Hoy hablaremos del hábito de sacar conclusiones precipitadas.
Este es uno de los hábitos que cargamos inconscientemente conforme avanzamos en la vida. En muchas ocasiones ni siquiera nos damos cuenta de ello y esta costumbre puede traernos problemas más grandes, minando nuestra fuerza mental, fracturando nuestras relaciones y causándonos estrés y sufrimiento innecesario.
¿POR QUÉ TENEMOS ESTE HÁBITO?
En primer lugar miremos al ‘’por qué’’ nos pasa esto. Esta es una pequeña historia que comparto línea a línea:
Juan estaba de camino a la escuela
Estaba preocupado por la lección de matemáticas
No estaba seguro de poder controlar a la clase de nuevo
No formaba parte de las tareas de un conserje
¿Qué has notado que hacía tu cerebro a medida que leías las frases? La mayoría se encuentra actualizando su visión de lo que está pasando conforme sigue leyendo. Al principio pensamos que Juan es un estudiante joven, luego un profesor y al final el conserje.
Este ejemplo ilustra como nuestra mente está constantemente trabajando ‘detrás de las cámaras’ para construir una imagen de la realidad. La mente hace esto a tal velocidad que raramente experimentamos la vida tal como es. En lugar de esto la experimentamos a través de las inferencias que hacemos a partir de los datos que se nos dan en cada momento.
La mente elabora sobre los datos adjuntando historias a la misma, haciendo suposiciones basadas en experiencias pasadas, anticipando lo que probablemente significará en el futuro. Como resultado, los eventos experimentados en la mente pueden terminar siendo muy diferentes de una persona a otra y también pueden diferir de la realidad objetiva.
FALLAMOS DEMASIADO A MENUDO
En un día corriente estamos constantemente haciendo conjeturas, suposiciones y predicciones sobre el mundo y otras personas y apenas somos conscientes de ello. Estas suposiciones a menudo son incorrectas y pueden generar muchos malentendidos, conflictos y sufrimiento. La historia de Juan apunta a una lección básica sobre sacar conclusiones precipitadas. Fallamos demasiado a menudo.
Además, debido al sesgo negativo incorporado en el cerebro, somos más rápidos para saltar a conclusiones negativas en lugar de generosas. Nuestras conclusiones son básicamente nuestras interpretaciones de otras personas y como se comportan, así como nuestras conclusiones sobre nosotros mismos, eventos y situaciones.
Consideremos este escenario:
Dejas un mensaje en el buzón de voz de un amigo pidiéndole consejo sobre un problema urgente que estás tratando de resolver. Sabes que tiene experiencia en ese área. Esperas, le llamas de nuevo, pero pasan las horas, los días y no hay contestación. Terminas teniendo que resolver el problema por tu cuenta sin ayuda ¿Qué pasa por tu cabeza en este momento?
Muchos de nosotros, en una situación como esta, sacaremos conclusiones negativas. Tal vez pensemos ‘’esta persona no me valora o no le caigo bien’’. Podríamos incluso concluir que esta persona es perezosa, egoísta o maleducada. Quizá pensemos que ahora estamos viendo su verdadera cara justo cuando más le necesitábamos. Tal vez nos decimos a nosotros mismos que son de aquella manera o de otra.
ASÍ ES COMO SALTAR A CONCLUSIONES PRECIPITADAS IMPACTA NEGATIVAMENTE EN NUESTRAS RELACIONES.
Hacer suposiciones y sacar este tipo de conclusiones puede tener un impacto muy perjudicial en las relaciones, además de generar mucha confusión y estrés dentro de nosotros mismos. Cuando tomamos la falta de respuesta de nuestros amigos como algo personal y asumimos que no les importamos o que no nos valoran, damos paso a sentimientos de ira, frustración o molestia.
Tal vez le enviemos un mensaje de texto contundente diciendo ‘’no te preocupes, supongo que lo resolveré yo mismo’’. Si nos sentimos particularmente vengativos podemos decirle a uno o dos amigos que nos hemos dado cuenta de que esta persona es egoísta o tal vez simplemente decidimos que nunca más le ayudaremos e ignoramos sus llamadas en el futuro.
Es natural sentir cierta frustración ante una situación como esta, pero ¿saltar a esas conclusiones tan negativas es realmente la respuesta apropiada? Es importante que reconozcamos que en situaciones como esta estamos sacando conclusiones precipitadas la mayor parte del tiempo. Estamos interpretando la situación con un sesgo negativo.
A menudo asumimos reflexivamente lo peor de las personas, porque nuestra mente se inclina fácilmente hacia ese lado. Este es un hábito mental que nos lleva a la reactividad, la negatividad, el conflicto y la hostilidad. ¿Y si, en su lugar, elegimos intencionalmente asumir lo mejor de las personas y sacar conclusiones generosas? ¿Cómo puede esto fortalecer nuestras relaciones y recuperar nuestra propia paz mental?
LAS MEJORES RELACIONES NACEN DE SACAR CONCLUSIONES GENEROSAS
Brené Brown describe como aprendió la importancia de asumir que las personas están haciendo lo mejor que pueden y tienen buenas intenciones. Cada vez que tenía un conflicto con un amigo se preguntaba a sí misma:
¿Cuál es la suposición más generosa que puedo hacer sobre las intenciones de esta persona o sobre lo que me dijo?’
¿Qué pasaría si aprendiésemos a sacar la mejor conclusión en lugar de la peor?
Recapitulando al escenario anterior, tu amigo no te devuelve la llamada en un momento de necesidad. Podríamos considerar que nuestro amigo es una persona amable y decente que tiene sus propios problemas y demandas que tratar. Podríamos recordar que nos ha demostrado que se preocupa por nosotros muchas otras veces y nos sentimos seguros de que le importamos. Podemos tomarnos un momento para salir de lo que queremos de ellos en ese momento y pensar ‘’deben estar ocupados, me pregunto si podría hacer algo para ayudar’’. Esta es una suposición muy diferente sobre la misma situación, pero que conduce a más compasión, curiosidad, comprensión y mejores relaciones.
COMO APLICAR ESTO A TU DÍA A DÍA
Os invito a intentar sacar conclusiones generosas, en lugar de negativas. La próxima vez que alguien te decepcione, llegue tarde, te adelante con el coche o simplemente te de mala espina, pregúntate:
¿Cuál es la interpretación más generosa que puedo hacer sobre las intenciones o comportamientos de esta persona?
Mientras practicas esta habilidad de fuerza mental, presta atención al efecto que tiene en tu cuerpo, mente y vida.
Sigue usándolo para fortalecerte mentalmente. Descubrirás que al sacar conclusiones generosas estarás cultivando más la comprensión, la conexión y la paz tanto dentro de ti como con quienes te rodean.
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Artículo original de Melli O’brien
Traducción de Laura Junquero
https://melliobrien.com/jumping-to-generous-conclusions/