Los seres humanos enfrentamos numerosos desafíos y adversidades a lo largo de nuestras vidas. Un ejemplo de ello ha sido la pandemia, que sin duda ha sido para todos un gran desafío y una oportunidad de crecimiento, pero que nos ha pillado en muchos momentos faltos de estrategias para sobreponernos.
La resiliencia es la capacidad de adaptarse, superar obstáculos y salir reforzado de situaciones adversas. Las personas resilientes son más productivas y tienen un mayor bienestar y salud mental. Las características significativas que permiten la resiliencia son el optimismo, la autoeficacia, las emociones positivas y los estilos de afrontamiento adaptativos.
Algunos asumen que la resiliencia es un rasgo moderadamente estable. Sin embargo, la opinión predominante es que es más bien un proceso que surge de una interacción entre las características individuales y el medio ambiente. La buena noticia es que la resiliencia se puede cultivar y fortalecer.
Algunas formas efectivas de cultivar la resiliencia son:
- Practicar la autoaceptación y el autocuidado: Priorizar el sueño adecuado, llevar una dieta saludable, hacer ejercicio regularmente y dedicar tiempo a actividades que nos brinden serenidad y disfrute, como la música, el deporte, el arte, la meditación… reconocer nuestras dificultades y limitaciones, suavizar nuestra autocrítica y tratarnos con amor y amabilidad son elementos clave para fortalecer nuestra resiliencia.
- Cambiar la perspectiva: La forma en que percibimos los desafíos y las dificultades puede marcar una gran diferencia en nuestra capacidad para superarlos. Cultivar una mentalidad optimista y ver los obstáculos como oportunidades de aprendizaje nos permitirá encontrar nuevas formas de abordar los desafíos.
- Establecer metas alcanzables: Establecer metas realistas, dividiendo nuestros objetivos en otros más pequeños y alcanzables, nos proporciona una sensación de progreso y logro que fortalece nuestra confianza. Celebrar los pequeños éxitos nos motiva a seguir adelante, incluso cuando enfrentamos obstáculos difíciles.
- Construir una red de apoyo: Contar con una red de soporte sólida puede ser una fuente de apoyo muy valiosa. Compartir nuestras luchas con
personas de confianza, ya sean amigos, familiares o incluso profesionales, puede brindarnos apoyo emocional, consejo y perspectivas novedosas que no hubiéramos valorado por nosotros mismos. - Practicar la resolución de problemas: Frente a la tendencia común a evitar los problemas o evadirnos, identificar los desafíos, analizar las posibles soluciones y tomar medidas concretas para abordarlos, nos ayuda a enfrentamos a los problemas de manera activa y eficiente.
Es cierto que todos tenemos la capacidad innata de recuperarnos de la adversidad, pero quizá lo que necesitamos es permanecer presentes, activos y comprometidos con este proceso no solo en los momentos difíciles sino en nuestro día a día.
Marta Sánchez Llorens
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